Sabías que tenías evento hace 6-9 meses y, aun así, te alcanzan las prisas. Inevitable. Los mínimos innegociables son: 1) pedir cita en tu pelu de confianza 2-4 días antes (que tu madre cuando te vea no se percate del efecto "recién cortado"), 2) desempolvar el traje del armario para asegurar que todavía te vale o invocar el poder de Amancio Ortega de urgencia y 3) quitarte la cara de Cásper del invierno con nuestro sérum autobronceador Tan-Tan-Go. Si empiezas a usarlo el lunes, para la boda del finde vas con un tono de moreno adicional, que siempre ayuda a generar envidias.

Aunque seas de los que solo necesitan 15 min para prepararte un lunes cualquiera, un día de eventazo da como para permitirse un poco de auto-cuidado y onanismo. Duchita larga, desayuno fuerte para aguantar hasta el cocktail...

Lo más importante, resérvate su media hora para los toques que marcarán la diferencia: gafas de sol (puedes pensar que son demasiado informales... pero nunca nadie se ha arrepentido de llevarlas antes, durante o amaneciendo después de una boda), zapatos recién pulidos y un poco de tuneo en la cara con nuestro contorno de ojos Banzeye para disimular las ojeras de mapache y nuestro perfeccionador todo-en-uno Handsomefyer para subirte un nivel de pibonexia al instante y salir de revista en las fotos y stories.

Recuerda: llegar a casa... es tu único y principal objetivo. Modo save-batery-ON. Prepara el kit de supervivencia en la mesita de noche: Ibuprofenos, botellita de Lanjarón y algún lugar de recena localizado para ‘que empape’.

Cuando resucites, vida en slow-mo que diría Channel: una mascarilla levantamuertos (como nuestra Heroes Recharging Mask) y una ducha laaaarga no harán que desaparezca la fatiguita y el dolor de cabeza, pero tu cara y cuerpo lo agradecerán.