No es tu imaginación: en verano TODO huele más… a todo. Si el calor saca aromas deliciosos de una barbacoa, también multiplica el “aroma” a “humanidad”. Y aquí está el por qué:
- SÍ, SUDAS MÁS. Con el calor, tus glándulas sudoríparas trabajan a tope. Es el mecanismo natural que tiene tu cuerpo para regular su temperatura. El sudor en sí no huele, pero...
- LAS BACTERIAS HACEN FIESTA. El sudor es el festín de las bacterias de tu piel. Ellas lo descomponen y liberan ese olor tan “característico” que todos conocemos.
- EL CALOR AMPLIFICA LOS OLORES. Física básica: las moléculas aromáticas se vuelven más volátiles con el calor. Resultado: lo bueno y lo malo se huele más.
- LA HUMEDAD AMPLIFICA BACTERIAS Y OLORES. A más humedad en el ambiente más bacterias crecen, y más capacidad tiene tu nariz de ‘captar’ el olor (esa es la razón por la que te huele más ‘a campo’ justo después de haber llovido).
- TUS HÁBITOS CAMBIAN. Más playa, más alcohol, más comidas pesadas. Todo eso cambia cómo hueles. Y si encima repites camiseta, calcetines o no dejas secar bien las zapas… 💥 bomba química.
La buena noticia: el olor no es inevitable. Con los cuidados adecuados, puedes oler a brisa marina aunque estés en un vagón a 40°C.